domingo, 27 de abril de 2014

Locura enlutada (por Raúl S. Saura)

 
Precisamente cuando se cumplían dos años del anunciamiento de Tito Vilanova como entrenador del FC Barcelona, los culés visitaban el Madrigal con el recuerdo de su pérdida aún presente. Y como correspondía a un hombre que nunca se metió con nadie y siempre tuvo una sonrisa para todos, el homenaje en el estadio estuvo a la altura de la situación. Varias pancartas de apoyo, camisetas, un minuto de silencio (como ha habido en tantos puntos del país y del continente) y a varias personas se les descubrió llorando. Iniesta y Busquets por ejemplo, pero también Marcelino. Su enfermedad supo unirnos a todos a su alrededor, aunque por desgracias nuestro apoyo no pudiera hacerle ganar esa lucha tan dura y descorazonadora que, no olvidemos, se libra día a día. Con tragedias como esta disputar un simple partido de fútbol parece de poca importancia, si bien, nos toca hacerlo sin olvidar nunca a Tito. En su honor.
Sin varios pesos pesados, el 11 blaugrana se conformó acorde a las circunstancias. Con Pinto, Adriano, Bartra (quien sigue ganándose el puesto jornada tras jornada), y el tridente Messi-Pedro-Alexis que tanto podría habernos gustado esta temporada, comenzó el choque ante un Villarreal venido abajo a final de temporada.
Tocados animicamente, esta vez podía comprenderse la ausencia de motivación entre los catalanes (quizás no debieran jugar este fin de semana) ante un submarillo amarillo que se jugaba la Europa League tras la derrota che ante el Atlético. El duelo, igualado y con incursiones de ambos equipos no parecía estar nada mal para entretener al aficionado.
Perbert, tras varios minutos atendido fuera del terreno de juego por un esguince, fue cambiado por Jonathan Pereira (13'). Mientras tanto, el argentino (17'), para callarme la boca, no paró de meterse en el área amarilla para, en el último momento, resbalarse o tirar el esférico a los pies del cancerbero al más puro estilo Alexis el año pasado. Las curiosidad siguieron sirviéndose, como a los dos minutos con un balonazo de Pedro a Musacchio en la cara que no debió darle mucho gusto. El canario incluso pidió mano del defensa y el penalti correspondiente, si bien nadie le creyó. Normal. No coló, Pedrito. 
Llegada casi la media hora, el Madrigal vislumbró la mayor ocasión del encuentro y además de los locales. A pase de Cani, a Giovani le faltó un número más de pie para rematar a portería. Muy cerca la tuvo el mejicano.
La defensa del Villarreal supo en todo momento frenar y enredar las piernas visitantes nada más pisar sus territorios, conteniendo a las mil maravillas a un conjunto al que no podía pedirse mucho aquella noche. Los de amarillo continuaron con su pésima suerte en lesiones con la segunda baja: la de Pina por Aquina. Una pena pero la de jugadas que cortaron de raíz no se olvida porque aquella constante en la primera parte enervó a más de uno. Y sus contras, rompiendo el partido antes del fin de la primera parte ante la debilidad blaugrana. Supieron aprovecharla bien, lo penúltimo antes del descanso vino una gran ocasión de gol con Pinto batido. Adriano y Bartra salvaron el balón por una pared entre Pereira y Gio. Pero que no se enfaden los lectores seguidores del submarino amarillo, los suyos marcaron con un tiro abajo y cruzado imposible para el meta culé de Cani a pase de Pereira. Contra mortal y estética, a tres pases. 1-0 y a descansar. Los barceloneses pagaban su falta de confianza y motivación en Liga, así como su ausencia de savoir faire en la transición ataque-defensa desde hace mucho tiempo. Su falta de alma. 
Alexis estrenó la segunda mitad con amarilla en una tontería de jugada que no vale la pena comentar. La intención local de romper el encuentro y ganarlo continuó y quedó demostrada en el minuto 55 de parte de Trigueros. En una brillante jugada colectiva del Villarreal, que otra vez cogió al Barça despistado en una contra. Cani abrió a banda derecha, Aquino metió un centro preciso y Trigueros llegando desde segunda línea conectó un buen cabezazo al que no pudo llegar Pinto. El partido se colocaba imposible para los culés pero anoche les debió salir una flor en el culo (un jardín entero fue aquello) porque apenas diez minutos después el brasileño Gabriel metió en propia puerta, acercando a los visitantes en el marcador: 2-1 a falta de media hora. Antes habían salido Cesc y Tello por Alexis y Xavi, respectivamente.
Pero, atención, se repitió la hazaña. VER PARA CREER. El Villarreal en propia de nuevo (78'). Centro desde la derecha de Alves y esta vez el otro central, Musacchio de cabeza batió a su compañero Asenjo. Incomprensible, LO INTENTAN MIL VECES Y NO LES VUELVE A SALIR. Dos centros, dos goles. Este Barcelona no siempre sab aprovechar la situación, pero el problema de los de Marcelino es para mirárselo porque si yo fuera Asenjo le retiraba la palabra a mis centrales. 4 goles llevábamos en el encuentro y todos por jugadores amarillos. Y al poco Messi tuvo la ocasión de adelantar a los suyos por primera vez de falta pero Asenjo interceptó el balón.
Para intentar arreglar la plana, entró al terreno de juego Uche por un invisible Gio. De poco sirvió porque la tragicomedia se cumplió, como se venía mascando. Marcó el astro argentino a quien casi habíamos olvidado tras asistencia de cabeza de Cesc, fusiló abajo con la derecha y la dedicatoria para su ex-entrenador ya en su juventud. Todos los jugadores le abrazaron y todos elevaron sus dedos índices al cielo. Va por ti, Tito.
El fútbol no hay quien lo entienda, aquella locura era impredecible con tantas cosas ocurridas en tan poco tiempo que no podíamos ni asimilarlas. De un 2-0 a un 2-3 y quién sabe lo que ocurriria a posteriori. Se pitó falta favorable al Villarreal en el borde del área grande cuando antes pareció señalarse penalti. En unos momentos controvertidos, pasó el peligro para los culés.
El Tata quiso apurar los últimos minutos del partido con el último cambio, Sergi Roberto por Pedro. Busquets y Alves verían tarjeta amarilla en los últimos compases del encuentro. Pese a los muchos intentos de un Villarreal muy digno ayer, el resultado terminó por no moverse y quedó tal cual. 2-3, el Barça alcanzaba una victoria épica-cómica-trágica en honor a Tito Vilanova que permitía al equipo mantener las esperanzas en Liga. Los del submarino amarillo merecieron mucho más (aunque deben hacerse mirar lo de la zaga defensiva) y los culés mucho menos pero tuvieron ayer todo un jardín donde la espalda pierde su nombre. Una suerte altísima, una remontada impensable, una locura enlutada por alguien a quien todos echamos mucho de menos.
P.D.: ¿Martino a todo esto? Sólo le he mencionado una vez en toda la crónica, ya comienza a tornarse invisible incluso antes del final de temporada.

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