miércoles, 16 de abril de 2014

El Madrid no mereció ganar, el Barça perder sí (por Raúl S. Saura)

En el torneo del KO, jugándose la temporada, la honra y el orgullo, los dos enemigos eternos se enfrentaban cara a cara. Con escasas posibilidades los blancos en Champions (nulas los culés), y en Liga supeditados a lo que haga el Atleti, la Copa del Rey parecía lo único a llevarse a las vitrinas este año. Una oportunidad dorada para callar a los críticos de ambos equipos, que no pasan por su mejor momento. Una oportunidad para dar los mejor de sí mismos y maravillar a unas aficiones anémicas. El Madrid se llevó finalmente la Copa a casa (si Ramos no interviene, que aún no se sabe) sin jugar al fútbol un solo minuto seguido. Se puede considerar hasta meritorio.
El Barcelona no contará con ese consuelo y toca hacernos a la idea de que no celebraremos nada en Canaletas en mucho tiempo. Qué queréis que os diga, en parte me alegro, pero vamos al tajo y comentemos lo que ocurrió.
En una noche determinante para ambos clubes, para ambos entrenadores, para ambos fichajes muchimillonarios (véase Neymar y Bale), tocaba demostrar quién valía más de los dos. Sin Marcelo, sin Piqué, sin Ronaldo, el encuentro lo marcaban las bajas. Presentíamos ya que aquello sería un quiero y no puedo. Porque fútbol, fútbol... hubo menos que nunca. El encuentro sería una muestra enciclopédica de aburrimiento y bostezos, los merengues no hicieron nada en nombre de la diosa, pero los culés, tanto tener el balón, tanto tener el control, sólo metieron un gol. La sal del balompié, lo dicen por algo. Una oportunidad perdida de ver un buen Clásico, como el último. 
Salieron los dos combinados al estadio de Mestalla con relativas sorpresas en los 11. Bartra y Mascherano conformaron la zaga blaugrana (y más que correctos se les vio pese a...), con Cesc pasando sobre Pedro y Alexis, como ha venido haciendo el Tata esta temporada, si bien para esta ocasión muchos no comulgábamos. El canario o el jugadoraso podrían ayudar a romper la defensa blanca a base de fijar a los centrales o con los pases desde primera línea. Siempre nos quedaremos por saber qué hubiera pasado de haber jugado de inicio ambos. Por parte del Real Madrid, Coentrao ocupaba el carril izquierdo con el peso del ataque recayendo en el galés de los 100 millones. Fácilmente, el mejor de su equipo ayer. Pero vamos, ninguno de sus compañeros pretendió hacer nada para cambiarnos esa noción. Si acaso Di María. 
Comenzó a correr el esférico y nada más hacerlo, en el minuto 2, Isco vio amarilla al frenar una carrera de Neymar. Error garrafal de Lahoz, porque a partir de entonces los jugadores de uno y otro equipo exigieron la pena máxima a la mínima oportunidad. No debió poner el listón tan alto y tan pronto. Con poco espectáculo, si acaso vimos algo anoche, el Madrid subió el primero al marcador en el minuto 10'. El Fideo, a pase de Benzemá, culminó una gran contra merengue frente a la que Pinto apenas pudo rozar con los dedos. Conseguían lo que querían, un encuentro de ida y vuelta en los primeros compases frente a unos rivales pasivos de principio a fin. La primera y casi última tangana del partido llegó al poco entre la defensa blanca y Neymar, como si fueran niños. El brasileño estuvo muy participativo en todo momento, especialmente para esto. 
El Barcelona, lento y sin ideas, sólo se dedicó a acumular ocasiones de gol ante un Madrid que entregó completamente la dinámica del partido a partir del gol. Como si se dieran por satisfechos, Di María atrasó su posición y pasaron a un 4-4-2, algo la mar de falto de coraje, de iniciativa y de un par de coj****. Cuando pienso que después de Mourinho viene un italiano, que Flo despidió a Del Bosque y Pellegrini, me pregunto qué tienen los blancos contra el fútbol. Y luego miro los Núñez, Rosell y sanciones de la FIFA, y me pregunto qué tiene el Barça contra la legalidad.
Poco ataque intentaron los merengues a partir de entonces y, en las pocas ocasiones, Bartra y Mascherano se bastaron para frenarles (porque ellos hicieron bien su trabajo, la defensa en su conjunto ni remotamente). Sin nada digno de mención, llegó el descanso con el luminoso inamovible. Ambos combinados decepcionaron a sus aficiones: unos, con el balón y sin los goles, otros sin el control ni el fútbol. Sólo quedaba preguntarnos entre nosotros "¿juega  Messi?". Sólo Iniesta hizo algo por su equipo anoche.
Al volver, Adriano sustituyó al lesionado Alba (isquiotibiales), el único que pretendía correr tanto como los rivales. Porque los del Barcelona no corrieron, nada. Como si con andar bastara. Ni rastro de un canario o un chileno que pudieran hacer daño a un Madrid cada vez más agotado. Porque Leo estaba apático/hepático, pasivo pero no agresivo y no debería haber jugado un solo minuto en una meritocracia. Y Neymar tres cuartos de lo mismo pero en comparación fue la noche de su vida. En el 52' Mascherano vio amarilla por falta sobre Pepe, merecida. 
A falta de terminar la competición que un servidor vio comenzar en tierras cartageneras, Pedro hizo entrada en el minuto de juego por Cesc cuando tendría que haber salido de inicio. De poco sirvió porque incluso el Barça perdió el control del partido, algo dado por consolidado, con las contras blancas. Pero llegó algo que nadie esperaba en el momento que nadie esperaba como nadie lo esperaba. El Barcelona sacó un corner y el joven Bartra remató de cabeza de una forma maravillosa. ¡Logró el empate el más pequeño (aunque más grande) del plantel! ¡Quién nos lo iba a decir! ¡Golazo a balón parado de los culés! En las apuestas alguien habrá dormido millonario esta noche. 
Bien colocado en la esquina, Casilla poco pudo hacer. Personalmente me alegro mucho por el chaval, porque este gol debe servirle como culminación de un año en el que ha luchado por lograr un hueco. En mi opinión, se lo ha ganado desde hace mucho tiempo. Falta por ver si Zubi tiene alguna cesión en la manga, al Wolfburgo C o similares. Con el empate logrado, los del Barecelona se vinieron arriba e incluso alguno llegó a correr algo. Pero fue un simulacro, de los barceloneses sólo Iniesta y quizás Bartra (Pinto merece una mención especial porque salvó algún que otro balón) demostraron merecer la elástica blaugrana. El resto dieron vergüenza. 
Pero, por más que se intentara (que tampoco fue para echar cohetes su despliegue ofensivo), en el minuto 84 la final quedó sentenciada con un carrerón de Bale. El galés arrancó casi desde su área, 60 metros ni más ni menos y, tras adelantar por fuera a Bartra, batió a Pinto desde la banda izquierda. Una muestra de su portento físico. De las pocas cosas dignas de un partido de fútbol, junto con el cabezazo de Marc y alguna jugada de don Andrés.
Ipso facto se desataron los cambios: Di María por Illarra, Isco por Casemiro y Benzemá por Varane, italiano no olvidemos. Y sin vergüenza alguna. El Tata quemó las naves al sentar a Bartra (le señaló, como pasó con el Bayer. Pobre chaval, antes cambiar y repudiar a Messi o Neymar en un mundo justo y flowerhippie) por Alexis. De nada sirvió. Apenas en el 90' Neymar incrustó un balón en el palo al quedar solo ante Casillas que lo hubiera cambiado todo, pero llegó el pitido final con 1-2. De todas formas, cada internada del Madrid era medio gol ante la completa pasividad culé. Parecía que los Alves y cía escortaran a los blancos, guardaespaldas ahora que no tienen nada importante que hacer. 
Con nulo juego y nula intención de intentarlo, el Madrid no mereció ganar. El Barcelona, con su pasividad, pólvora mojada y nula renovación a lo largo de los años, sí mereció perder. Los blancos parecen salvar la temporada con la Copa, si bien no logran convencer aún y se han enfrentado a un rival a años luz de su verdadero potencial. Reyes de los bostezos, porque el encuentro fue desaborido, aburrido y cargante, especialmente en su primera parte. De haber ganado, no me hubiera alegrado mucho y lo digo siendo completamente sincero. Ambos equipos no pudieron hacerlo peor, en la línea de las últimas semanas.
En fin, después de las seguidas decepciones en Europa, Liga y ahora Copa del Rey los cambios se hacen necesarios. A más no poder. Toca renovar jugadores (cortar cabezas, por si no queda claro), traer jugadores con ganas de moverse, un despido furibundo de un hombre sin ideas. Agotado, llegado hace poco de otro mundo, que no ha hecho sino cometer un error detrás de otro y que se dedica a perjudicar a un club en el que tiene los días contados. En efecto, hablo de Andoni Zubizarreta, ¿qué os creíais? Otro día hablamos de Gerardo Martino, pero hacerle pasar por chivo expiatorio a él me recuerda a aquello de señalar la luna y quedarse mirando el dedo. Lo divertido, eso sí, es que en la directiva hay ahora mismo algunos con el cuello la mar de apretado. Después de haber alcanzado la gloria, este equipo exige la renovación total para mantenerse en la cumbre, aquello de cambiarlo todo para que las cosas sigan exactamente igual. Y el cisma a desatar este verano en Can Barça promete tenernos la mar de entretenidos. Y de informados, Respiras Fútbol mediante.
Pero eso será otro día, de momento nos contentamos con felicitar al Madrid por ganar una decepcionante Copa. Ellos tampoco la merecieron.

No hay comentarios:

Publicar un comentario