domingo, 20 de abril de 2014

Porqué no me gustó la final de Copa (por Raúl S. Saura)


Sé lo que me juego poniendo un título como ese, pero no me considero una persona especialmente mentirosa ni complaciente. Y a veces el silencio se interpreta como aquiescencia, pero en mi caso no lo es y por ello no puedo evitar hablar. Mis cordiales enemigos sabrán perdonarme, porque por ellos siento tanto cariño como por mis amigos, ya que me acompañan por igual y desde aquí se lo agradezco. Porque lo último a desearle a un enemigo de los buenos es que le pase algo malo. 
No me gustó la final de Copa del Rey de esta semana entre Barcelona y Madrid. No por el resultado que, sin entrar en más detalles tildaré de justo. 1.2, sí. Not bad, hubiera preferido ver a Gareth Bale desempatar un 5-5 a falta de cuatro minutos del final pero soy consciente de que eso es pasarse. Muchas fueron las razones por las que me decepcionó el choque de trenes que se prometía y por ambas partes. Y es por ello que, si me permite mi compañero y rival (aún nos falta mucho para la enemistad pero ambos sabemos que nunca llegará) Domingo Martínez Navarro, hablaré también del Real Madrid. Porque ambos clubes han sido la esencia y casi lo único a ver en la Liga española y sus actuaciones fueron grises y aburridas, nada esperables de equipos de su entidad. Afortunadamente, habremos de decir, se han visto superados en el último año por un equipo que se ha impuesto sobre los dos y queda coronado ya como el mejor del país, a falta de conquistar el torneo doméstico. En efecto, el Atlético de Madrid.
Lo digo sin sonrojo, los colchoneros han alcanzado la cima pese a los millones de diferencia y pese a que su plantilla, aún con varios jugadores destacables, continúa sin acercarse al brillo de las otras dos. Han sabido suplir sus carencias adoptando fielmente la ideología de su líder, un hombre que sabe lo que quiere y cómo conseguirlo. Diego Simeone, como los grandes entrenadores, sabe formar a sus equipos a su imagen y semejanza, que jueguen como él explica, que jueguen como él manda y que juegen como él piensa. Y es en esta conexión e identifiación total cuando los futbolistas quedan imbuidos de la idea, cuando se suben los ochomiles. Aún a falta de conocer el techo de este equipo que, no dudo, terminarán por poner muy, muy alto. 
Con un proyecto, una sinergia y combinación en el terreno de juego perfecta, donde los 11 juegan como 1 y no como 5 gallinas descabezadas, han pasado por encima de Barça y Madrid. De estos Barça y Madrid, lo que les agradezco. Porque la identidad traída por el Cholo le ha faltado al Madrid prácticamente desde la marcha de ese buen hombre llamado Del Bosque (y los blaugranas comienzan a perderla a golpe de desencantos). Lo intentaron con Mourinho y por un momento parecieron del todo sumisos a esa especie de macho portugués de la prole de Salazar. Pero incluso Florentino terminó por aceptar que su capacidad de destrucción era demasiada en un club tan grande como para plegarse a él como sí hicieron Chelsea e Inter. Pedro León, Canales, Valdano, el dedo a Tito, los insultos verbales a Guardiola y finalmente el caso Casillas. Demasiadas víctimas dejadas atrás en la sangrienta senda del cappo. Cuando ni siquiera los resultados le respaldaron se marchó y el Madrid intentó lavarse la cara y montar la revolución antes de que su camiseta se tiñera negruzca. Ahora parece mucho más blanca, por cierto. 
Pero Ancelotti no se ha demostrado como la solución al asunto ni mucho menos. El partido del miércoles sirve de ejemplo perfecto, ese que algunos vienen denominando del siglo como si fuese digno de recordarse cuando a falta de tres horas para el cambio de semana, no debería recordarse más al llegar el lunes. Tras 10 minutos de intentar acomodar a unos rivales groguis contra los que ya me cebaré, lograron de contraataque un gol a costa de una defensa blandengue y un portero que sólo puede mostrar sus buenas intenciones. Porque su edad no le ayuda tampoco. Una vez alcanzado el primer gol, ¿qué ocurrió? ¿Fueron a por el segundo? No, cuando deberían haberlo hecho ante unos enemigos que poco se les opondrían. En vez de sentenciar el encuentro decidieron por encerrarse atrás durante casi una hora y conceder al Barcelona cuanto quisieran. No es que hicieran un trabajo defensivo espectacular como he leído ni mucho menos. Es que este Barça ante el Valladolid puede estar jugando tres días con siete delanteros y no marcar. Y aún así de vez en cuando se sacaban un pase que dejaba atrás a todos los jugadores blancos, por lo que si llegan a verse contra el Barça de hace unos años nos podemos imaginar otra manita fácil. Ancelotti es italiano y de lo más rancio de ellos. De Capello y no Sacchi o Prandelli. Catenaccio por un tubo y luchar por un gol más le parecía el anticristo, optando por jugar al "maricón el que salga del área", como tildó un antiguo amigo hace mucho tiempo al Chelsea de ese señorito también de la península. Ni yo recuerdo el nombre ni vosotros me lo recordaréis porque en comparación, Carletto era el resucitado Tele Santana. Venceréis pero no convenceréis. Mentalidad de equipo pequeño, identidad nula y en función de los pitidos de la grada y los tirones de oreja de Flo. Eso en una plantilla con los Ronaldo, Bale, Casillas, Isco, Ramos, Modric, Di María y demás debería estar prohibido pero a él le sigue dando igual. No lo comparto, qué queréis que diga. A mí me gusta ver a un equipo moverse sobre el campo, buscar el gol y las ocasiones. No dejarse jugar 75 minutos de 90 como quien duerme la siesta. 
Pero es que dormir la siesta contra este Barcelona no debe preocuparle al equipo rival. Pese a los mil y un retoques, rotaciones y politeness varias intentadas por el Tata Martino, el estado al que han llegado a final de temporada es pésimo. Y para más inri, perdemos a Jordi Alba y Neymar lo que queda de temporada, cuando deberíamos luchar ciegos de fe por la Liga aunque pincharemos lo más seguramente frente al Athletic. Por eso el Madrid se permitió jugar como un Tercera División Italiana y se contentó con defender un 1-0 cuando podría (y esto, amigos blancos, os lo digo de corazón) haber ido a por el 5-0. Os contentáis con muy poco, por eso en la mayoría de Clásicos empezáis ganando pero se os remonta con relativa facilidad. Si os satisface ganar por la mínima, está bien. Lo acepto. Si buscáis la gloria, quedaos en este blog que nos llevaremos bien. 
Este Barcelona indolente, flojo, constipado, anémico, apático y débil no perdió el orgullo en Mestalla porque Don Andrés no podía permitirlo. Ni siquiera el correctísimo Bartra. Pero los demás fueron vergonzosos. Messi, Alves, incluso Busquets no pareció taponar como suele. Aquel equipo nunca hubiera ganado la final, pero es que ni contra el Getafe B. Aunque tampoco contaba con ello, como tampoco hace tres años, porque la diferencia en porterías es demasiado evidente. No la maldigo (Pinto tiene derecho a jugar algo como segundo), sólo la señalo y otro día la comento. Este club que ha sido el modelo de Europa y ahora se encuentra con dimisiones, sanciones, escándalos, derrotas históricas, vitrinas vacías, rechazos de entrenadores y jugadores (algún día terminarás por caer, Klopp. Lo sabemos todos y lo deseamos aún más). Un ciclo, como dicen, termina. Toca que comience otro. Y para ello debe cambiar esta indolencia y blandez en defensa y ataque, esta comodidad y me alegra ver que mucha gente sostiene lo que yo. Que requerimos de cortar alguna cabeza para enviar un toque de atención a los jugadores, indicando su destino si osan dejar de correr. Porque si no, seguirán por corretear por el campo (por decir algo, más bien caminar) sin orden ni concierto. No merecen ni análisis.
No disfruté de la final de Copa porque vosotros, Madrid y Barça no habéis jugada como Madrid y Barça. El uno como un tuerto, el otro como un ciego. Da igual, pero uno no jugó como el mejor equipo del siglo XX y el otro no parecía el mejor del XXI pero pareció no importaros porque a unos con ganar una copita les basta y los otros no os dais prisas ni para proclamar la Revolución. En fin, temo que algún día con vuestras mediocridades dictéis la psicología de la masa futbolística, como ya hacéis. Considero imposible pediros que penséis en el Fútbol. He dicho.
P.D.: Tampoco me hagáis mucho caso, yo también soy consciente de mis graves problemas mentales. Que un post dedicado a Gabo me salga unamoniano es muestra de ella. Tanto esnifar pegamento, me temo.

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