miércoles, 27 de agosto de 2014

Douglas, el portero del Flamengo

Por Raúl S. Saura

 

El Barcelona ha cerrado su mercado de fichajes hasta nuevo aviso (FIFA hasta 2016) con la adquisición de Douglas. Sí, Douglas. Un jugador de marcadísimo relieve internacional, joven y procedente de Brasil. Más allá de ello, poco más. En realidad, no es un Rakitic, un Bravo, un Luis Enrique ni mucho menos un Luis Suárez. Es un chaval más bien desconocido.
Desde principio de verano se insistió en la necesidad de reforzar la zaga azulgrana, bajo mínimos a final de la temporada pasada. Ahora cuenta con cuatro centrales más el reconvertido Mascherano (Piqué, Bartra, Mathieu y Vermaelen) y cuatro laterales (Jordi Alba para la izquierda, Alves y Montoya para la derecha y Adriano para ambas, sin contar al galo en la zurda) a quienes se suma Douglas. De escasez de efectivos a overbooking en dos meses, Zubi se está sacudiendo lo no trabajado hasta ahora. Aún así, sigue siendo un asunto polémico, el que más de todo el verano. Se han incorporado jugadores a las posiciones que necesitaban reforzarse, cierto, pero no terminan de convencer los recién llegados. No se ve en ellos a la élite requerida, los ídolos mundiales necesitados para liderar una defensa en horas bajas. Todos transfieren la sensación de parches, de futbolistas más cercanos a la mediocridad, que han llegado porque los dirigentes lo han fiado todo más arriba. Pero la palma de la mano se la ha llevado Doulas. El brasileño, a su lado Mathieu parece Laporte
El joven de 24 años resulta la mayor de las incógnitas: se pretende encontrar en él al nuevo Alves cuando Alves aún no se ha marchado (junto con Song, uno de los grandes asuntos pendientes), cuando Montoya convence al técnico y Adriano es un estajanovista. Muchos preguntan qué pinta Douglas en todo esto, el gran desconocido. Que si alguien dice que es delantero del Santos o portero del Flamengo se le cree (en realidad, procede del Sao Paulo). Es joven, veloz y fácilmente sube y baja por las bandas. También ofensivo, lo cual no es tan buena noticia como debe pensarse.
En la época dorada de Guardiola los dos laterales quedaban ocupados por Abidal y Alves. Dos grandes amigos, pero muy diferentes en sus respectivos papeles en el club. El galo, defensivo, apenas subía por la banda y ayudaba a la pareja Piqué-Puyol en un papel casi de tercer central; el brasileño gustaba de lanzarse al ataque sin grandes preocupaciones por el espacio dejado atrás. Uno compensaba al otro. Esto se rompió con la puñetera enfermedad de Abidal. En su puesto llegó Jordi Alba, joven, ambicioso, canterano. Se adaptó rápido pero a nadie pilló por sorpresa que se trataba de una versión zurda de Alves y aquel efímero equipo de Tito Vilanova recibió más goles que en años anteriores por los espacios a la espalda de ambos. Últimamente Alves ha bajado de nivel y ya se piensa en su sustitucion pero a Alba, en apariencia, le aguardan muchos años en su posición. Como sucesores del brasileños salen a la palestra Adriano, versátil a más no poder, y Montoya. Joven, centrado, defensivo y cauto, aportaría el balance perdido en los últimos años. Del agrado de Luis Enrique, quien le entrenó en el filial, tiene pendiente ganarse el puesto pero no dudan de su capacidad en Can Barça. Ahora llega Douglas, una versión juvenil de Alves y suma competencia a la zaga, siempre binevenida. Otra duda consiste en si no será un nuevo parche de la directiva al no conseguir a los David Luiz, Hummels, Reus y tantos otros que se quedaron en las fantasías de algunos. 
Llega Douglas, el desconocido. El portero del Flamengo, la incógnita. Nadie sabe qué saldrá de él.

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